18, 19, 20 y 21 de mayo del 2024.
1º día.
Con unos pronósticos del tiempo bastante adversos, que auguraban
lluvia, tormentas, nieve y frio, partimos de Santander a las 7 de la mañana del
sábado 18 de mayo de 2024 hacia Las Salas, un pueblo de la provincia de León
cercano a Riaño. Casualmente 18 éramos los elegidos para la aventura que
emprendimos en Las Salas
Una parada para tomar un café y comprar pan en Cervera de
Pisuerga, 18 miradas dirigiéndose al cielo implorando un cambio del color de
las nubes.
Pero no hubo manera que dejara de llover en todo el
camino. Asi que, tras cerca de 4 horas en carretera desde que salimos de
Santander, damos comienzo a la primera etapa tomando un camino que arranca
junto a la última casa de Las Salas y se interna en un monte de robles.
Tras la foto de salida abrimos el paraguas, la lluvia no
era muy intensa, pero sí persistente.
Ganamos metros sin mucho esfuerzo por una buena pista que
va rodeando el montículo y los prados hasta quedar casi difuminada en un
collado. Entonces giramos a oeste y tras avanzar unos 200 metros por senderos
de ganado y algunas bocaminas nos vamos acercando la parte mas pendiente de las
Peñas Pintas por su cara sur.
La lluvia no cesa y la niebla se queda pegada a la peña por
encima de 1750 m., había que tomar una decisión, ya que subir más hasta entrar
en la niebla, carece de sentido, así que lo sometimos a consulta y decidimos
reunirnos en una cueva a la que ya habíamos echado el ojo hacía rato. Allí
pudimos comer el bocadillo con cierta comodidad… y descansar un rato.
Allí quedan para otra ocasión las Peñas Pintas que en
realidad son tres cimas en un mismo cordal, de este a oeste Pico Huelde, Pico
la Leyenda y Pico Salamón. Los tres rondan los 2000 m.
Precisamente Salamón es el nombre del pueblo al que nos
dirigimos después de comer. Se trataba de alargar la marcha descendiendo por un
espectacular hayedo hasta llegar a una pista que nos conduce al bonito pueblo
de Salamón. Allí estaba el bus
esperándonos para llevarnos a Riaño, donde nos alojamos, cenamos y desayunamos
quedando muy satisfechos de la atención, los apartamentos, la cena y
desayunos.
2º día.
Domingo 18. Teníamos que subir al Mampodre así que
desayunamos fuerte y sin perder tiempo, partimos para Maraña en el bus.
Los pronósticos daban lluvia, pero las nubes evolucionaron
a favor nuestro desviando el agua y regalándonos un muy agradable dia de
montaña. Así todo, al igual que el dia anterior, tuvimos que desistir y
quedarnos por debajo que lo previsto.
Desde Maraña se veían varios neveros en la parte alta de
los collados por los que hubiéramos pasado de haber subido hasta allí, desconocíamos
el estado de la nieve y otros factores…, niebla, lluvia… Aun con esa
incertidumbre remontamos el arroyo de Valverde hasta muy cerca de su nacimiento
bajo el Pico de la Polinosa. Allí decidimos cambiar la ruta.
2º dia
Intentaríamos rodear la cara sur del Macizo hasta la
Laguna del Mampodre… Comenzamos una nueva aventura ascendiendo hasta el cercano
collado del Gistral, desde el cual, nos haríamos una composición del lugar y
del tipo de terreno que tendríamos que pisar. Una vez allí, vemos que el
verde sigue dominando a la caliza y a pesar de la pendiente, se camina con
seguridad, así que comenzamos a descender braña abajo llegando a un amplio hoyo.
Es el Hoyo del Gistral, 1740 m.
A lo lejos se divisa un collado verde y bastante llano
con un promontorio que da vista a Maraña. El acercamiento se ve bastante pendiente, pero ya estábamos
lanzados y nada nos pararía, además teníamos hambre y ganas de descansar. Nos
costó llegar, algunos pasos no eran de fiar, pero finalmente llegamos al
collado que resultó ser un paraíso…, el lugar perfecto para comer, beber y dormir
la siesta. Estamos en Prau Pacho, un nevero cercano sirvió para hacer de frigorífico
y para armarse con bolas de nieve los que libraron algunas batallitas con el
blanco elemento.
Echamos la enésima foto de grupo con Maraña al fondo y
descendemos por las brañas y pedreras trazando diagonales dirigidas la Laguna
del Mampodre a donde llegamos todos pudiendo admirar aquella maravilla de la
Naturaleza rodeada de verdes pastos e infinidad de flores y por lo mas alto, la
niebla, los picos, los neveros y las enormes pedreras que surcan las canales de
arriba abajo formando todo ello un valle glaciar a una cota inusualmente baja de
tan solo 1420 msnm.
3º dia
Buen desayuno en Riaño a base de pan tostado con
mantequilla y mermelada.
Y..., todos al bus. Nos vamos para Santander, pero unos kilómetros
antes de Cervera de Pisuerga, nos apeamos y nos dirigimos al valle de Tosande
con intención de subir al tejedal homónimo.
Entramos en el hayedo y vamos ascendiendo por un cómodo
camino que se va transformando en pasarela de listones de madera o similar. La
pasarela va trazando zig zags elevándose sobre la pendiente pasando cerca de los
varios grupos de tejos que “crecen”entre las hayas.
Se supone que la pasarela tiene como objetivo el deber
del visitante de mantenerse sobre ella sin salirse para no pisar las raíces ni
tocar el tronco.
Al parecer, el contacto con humanos no les va nada bien a
los tejos, lo cierto es que muchos de ellos se están secando y el mal comienza
en las ramas más altas, lo cual a mí, personalmente, me lleva a pensar que su
ciclo se va acabando igual que le ocurre a todo ser vivo.
Regresamos al aparcamiento donde nos recoge el autobús y
vamos a la comida de despedida de la Marcha de los Tres días en Aguilar de
Campoo.
Fue llegar y sentarnos a comer… precisión suiza. La
comida estuvo excelente como también lo estuvo el vino y lo estuvieron las cenas
y desayunos en Riaño. La Marcha en general resulto un éxito.
Hay que felicitar a los organizadores por el trabajo
desinteresado que hicieron, mención especial a Gabi que fue el creador,
instigador y gestor de esta marcha y no pudo disfrutar de ella por lesión. A
los que hubieran venido a la marcha y por razones varias, no vinieron o no
pudieron venir, les enviamos nuestros mejores deseos para las marchas venideras.
¡¡Hasta que el
cuerpo aguante!¡