Campoo
de Yuso (o de “de abajo”) nos recibió con un sol brillante y buena temperatura.
Allí,
en el pueblo de Lanchares, nos juntamos con Yolanda y su familia que nos
guiaron a través de los montes durante toda la marcha y nos devolvieron sanos y
salvos al punto de partida.
Nos
hemos quedado gratamente sorprendidos de la gran cantidad de ganado que pasta
en las extensas brañas y prados de aquellos valles que, confieso, eran
desconocidos para mí y para algunos de los compañeros.
Salimos
de Lanchares (860 m.) con dirección al Prao Monte, cruzamos el rio Lanchares
por la Badera Dino, continuamos por el Alsar serpenteando por un bosque de avellanos
y hayas hasta llegar al Campo la Mina, luego continuamos por el Pasaje y Los
Pradíos que son unas preciosas brañas entre espinos y hayas, muy agradables para caminar.
Pista
arriba hasta el Cornizuelu, sobre el pinar de Servillas y parada con tentempié
para continuar hasta el pico Otero (1250 m.), lugar con una buena panorámica
sobre los valles y los pantanos.
El
grupo se divide en dos. Unos descienden directamente a San Miguel de Aguayo
(850 m.) y los otros, por un corta-fuegos al Monte del Agua y al mismo pueblo donde nos
juntamos para continuar hasta un merendero junto al pantano de Alsa.
Allí
dimos cuenta de nuestras viandas mientras aparecían nubes amenazadoras sobre
las cumbres.
El
resto de la marcha bordeando el Pantano de Alsa por el este hasta el Crucero
(980 m.).
Con la
niebla cubriendo todo el paisaje (una pena), cruzamos el rio Mojón y ascendimos
por una pista hasta Agualateja (1100 m.).
Preciosa
fue la bajada por el Monte Robledo, engullidos por la niebla y entre viejos
ejemplares de roble y haya, parecíamos fantasmas entre la hojarasca.
La
Calleja Diego, camino antiguo de carros, también la recorrimos entre un grueso
manto de hojas para llegar a las Cortecias donde unos cuantos viejos robles se
mantienen en pie.
Aquí se
cierra el recorrido de 25 km en total.
Pero aún
faltaba el inesperado remate de la marcha…, Yolanda nos obsequió con unos
refrescos y unos tente en pie que nos vinieron
muy bien para hidratarnos y recobrar fuerzas.
¡Gracias
por todo Yolanda y familia!
Impresionante marcha!! grata compañia y buena conversación, sobre todo un buen vino que daban esas dos botas que nos alumbraba el camino...y las vistas buenisimas...con pan y vino se anda el camino, saludos. Floren.
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