Por segunda vez emprendimos esta aventura en las montañas que
se elevan por encima de los pueblos cabraliegos de Inguanzo, Berodia y La
Molina.
No comenzó mal el dia a pesar de los adversos pronósticos del
tiempo.
El grupo se puso en marcha por la carretera de La Molina y
enseguida llegamos al escondido pueblín, le rebasamos y por camino empedrado y
muy resbaladizo bajamos al rio Casaño cruzándole por el puente romano de Pompedru
que nos enfila hacia un paso entre dos
peñascos por el que sigue el sendero entre maleza hasta un primer colladín
donde paramos a descansar.
El lugar, poblado de fresnos y castaños invita al relax.
Estamos en el Collado del Pando, bajo el Cuetu del Pando. Ahora hay que mirar hacia
el sur y seguir las veredas que atraviesan la Cuesta del Pandu hasta El
Coterón, lugar donde hay una cabaña semi derruida.
Estamos a 770 msnm.
Aquí comienza un camino empedrado con vueltas y revueltas que
se conoce como los Retraites. Un pastor
conduce su rebaño de vacas hacia los pastos altos lanzando gritos al aire.
Nosotros vamos subiendo como buenamente podemos.
Desde aquí podríamos
haber escapado recortando la marcha por un
sendero que atraviesa todo el valle de Pierdón de manera horizontal y se dirige
al cercano pueblo de Inguanzo.
A pesar de la dureza del empinado camino, todos tiramos hacia
arriba y nos reunimos en la primera braña que pisamos, Valdellase, 1050 nsnm.
Para entonces la niebla jugaba con nosotros…, entraba,
salía…. Habíamos caído en la trampa.
Así y todo llegamos a la Majada de Semuñón y sobre todo
salimos de ella por el camino correcto.
Del resto de la excursión no merece la pena profundizar. La
niebla se convirtió en protagonista y estropeó lo que pudo ser una guapa
marcha…
Seguiremos insistiendo… y colgaremos alguna foto de lo que no
vimos…