8, 9 y 10 de junio 2019.
Marcha de los tres días por el Pirineo oscense.
En esta ocasión, nuestro destino queda lejos de Cantabria,
unas cinco horas largas de autobús.
Nos dirigimos hacia Siresa, el último pueblo del valle de Hecho
o Echo (Huesca), de las dos formas se escribe.
En el pueblo de Hecho paramos a comprar pan y estirar las
piernas admirando la arquitectura tradicional de las casas mas antiguas cuyas
chimeneas llaman especialmente la atención.
Enseguida nos ponemos de nuevo en marcha en el pequeño
autobús que nos conduce valle arriba hasta un punto llamado Puente de Santa Ana
donde comenzamos a caminar por encima de la carretera, margen derecho del rio
Aragon.
Llegado un punto de la inclinada ladera, las paredes son
verticales y la senda no puede continuar, descendimos a la carretera y
continuamos por ella hasta el siguiente puente que cruzamos tomando de nuevo
una aérea senda que, por el margen izquierdo del rio, nos lleva hasta Oza,
idílico lugar escondido entre el rio y la selva de Oza.
Alli comimos las viandas en una braña junto al rio, unas
veces al sol y otras a la sombra, incluso algunos se bañaron. Una corta
sobremesa y alguna siesta, la tarde no daba para mas. Había que bajar al hotel
y coger habitación, cenar… etc.
Nos pusimos en marcha todos juntos agrupados, pero llegamos
en pequeños grupos de tres o cuatro, algunos tuvieron que descalzarse para
cruzar los torrentes.
En Siresa tenemos el hotel casi entero para nosotros que
somos 25., a las ocho y media cenamos como cavadores. Muy buena la calidad de
la cocina, raciones enormes y el postre casero riquísimo.
A la mañana siguiente (no describo el desayuno que a todos
dejó contentos y satisfechos), el bus nos transporta al Collado de la Piedra
San Martin, en la frontera con Francia, largo e incomodo viaje por carreteras
de montaña de laderas vertiginosas.
A eso de las 10.30 pisamos suelo francés y partimos hacia el
Pic d’ Anie (2500 m.).
Por el largo camino de acercamiento van apareciendo neveros
cada vez mas extensos y malos de andar, el tiempo está inestable y la niebla de
los valles amenaza subir y cerrarse, a pesar de eso tres de los que llegaron al
pie de pico hicieron cumbre.
La vuelta con la nieve blanda se hizo mas peligrosa y
cansada y al final se cerró la niebla, por lo que hubo que tirar de gps.
Afortunadamente llegamos todos sanos, salvos y satisfechos de haber tenido un
estupendo dia de montaña.
Tras el viaje de regreso, ya en el hotel y duchados, dimos
cuenta de otra opípara cena y no menos espectacular el desayuno del dia
siguiente. Era el último dia de monte. El bus nos llevó rio arriba hasta Oza.
Subimos a visitar el Ibón de Acherito y conseguimos llegar,
la pena fue que la niebla nos impidió ver el ibón y el paisaje circundante.
Otro año será…
De vuelta al hotel a comer y de nuevo comida exquisita.
Literalmente nos han cebado,
Fuimos a caminar y hacer deporte y volvemos con un par de
kilos de mas…!?
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