De Fuente Dé, 1100m., al Collado de Somo, 1687 m., subimos de
forma cómoda entre una suave niebla que
se disipaba por momentos dejando paso a un sol radiante y un mar de nubes que
cubría el valle de Liébana.
En el Collado de Somo salimos de Cantabria atravesando la
alambrada y entramos en León por donde caminamos hacia el sureste siguiendo la
crestería que culmina en el Coriscao, 2234 m.
Las fuerzas comenzaron a flaquear al endurecerse la marcha
debido a la pendiente y al continuo sube y baja.
Se fueron formando pequeños grupos distanciados entre sí por
unos vacíos, lógicamente producidos por una especie de selección natural que,
inevitablemente, se cumple siempre en
este tipo de marchas.
Atrás fuimos dejando las cumbres de la Bejerina, El Mostajal
y La Tablamalrota. Los mas fuertes
ascendieron a la cumbre del Coriscao bajo la amenaza de la tormenta.
Otros rodeamos el pico por el Alto de Valdejoso y nos reagrupamos
en el Collado de Llesba.
La niebla cubría el valle y amenazaba con subir y cerrarse,
así que montamos todos en el bus que nos condujo al albergue de Villaverde
donde, ya sin prisas, nos duchamos y cenamos.
Al dia siguiente visitamos la Pisa de Ledantes, máquina movida por la fuerza
del agua que se usaba para golpear tela
o lana.
Tras la visita de la pisa o batán, nos internamos en el hayedo
por un agradable camino que entre luces y sombras nos condujo a entroncar con
la pista que sube de Barrio.
De nuevo los más fuertes hicieron cumbre en el Pico Casanzo.
Otros le rodeamos y descendimos directamente a Cucayo donde
nos esperaban unas cervezas frescas.
Allí, en la Posada de Cucayo, comimos todos juntos en armonía
y celebramos que todo salió bien sin ningún contratiempo.
Unas fotos para el recuerdo:
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