Las
previsiones nos obligaron a cargar con la ropa de agua, pero al final no llovió.
¡Menos mal! porque de haberlo hecho y con el viento que hizo, no quiero ni
pensar la caladura que hubiéramos cogido.
Otra vez será…
Comenzamos
la mañana ascendiendo entre brezos y escobas hasta alcanzar la cresta de una
larga y cómoda loma que se extiende de este a oeste en dirección al
Valdecebollas. El fuerte viento del suroeste nos obligaba a abandonar la cresta
y descender unos metros hasta tomar el Camino de la Guerra, por donde las incómodas
ráfagas no se notaban tanto.
El Camino
de la Guerra fue construido durante la Guerra Civil para dar servicio a la línea
del frente que allí se encontraba en las trincheras, de las que todavía quedan
rastros.
A eso
del mediodía el grueso del grupo coronó la cumbre del Valdecebollas que estaba parcialmente cubierto por la niebla.
Descendimos
valle abajo pasando por las fuentes y lagunas del circo glaciar donde nace el Pisuerga y paramos a comer al abrigo de los escobales
defendiéndonos del viento.
Después
visitamos la Cueva del Cobre; ¡que pena...! la falta de alguna linterna potente con
la que poder conocer más a fondo la interesante cueva por la que fluyen las
aguas del Pisuerga.
Otra vez será…