Expertos en medicina deportiva aconsejan a partir de los 35 años esfuerzos moderados que permitan mantener la forma disfrutando de la actividad.
Un día, Forrest Gump, el protagonista de la popular película de Robert Zemeckis, se echó a correr «sin ninguna razón en particular» y no se detuvo en tres años. Eso, que a simple vista pudo parecer al cinéfilo un ejercicio muy saludable fue, sin embargo, una auténtica temeridad. Un estudio impulsado por el Colegio Americano de Cardiología ha demostrado que el ejercicio intenso resulta tan dañino para la salud como lo es una vida sedentaria, de terraza, sofá y mando a distancia. El corazón de las personas que salen a correr sin parar durante más de cuatro horas a la semana, llueve o truene -los amantes del tan de moda 'running'- lejos de estar en forma, se exponen a enfermedades cardiacas, incluso cánceres, que pueden llevarles a la muerte.
«Los cardiólogos americanos tienen toda la razón. Se me rompe la boca ya de tantos años como llevamos hablando de esto. El ejercicio exagerado, especialmente a partir de los 35 años, es una auténtica temeridad. Hay mucha gente que se cree que está en forma porque se machaca corriendo o haciendo no sé cuantas tablas de ejercicios en el gimnasio. Son sólo unos locos del deporte, que sin saberlo están poniendo en peligro su propia vida». El reconocido experto en Medicina Deportiva José Calabuig, director del servicio de Cardiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra, valora en estos términos el resultado del trabajo conocido ayer que, según explica, no es el primero que aborda las nefastas consecuencias de la práctica de deporte sin control.
El trabajo que publican los cardiólogos americanos se hizo, en realidad, en Dinamarca, donde un equipo médico hizo un seguimiento a casi 1.100 corredores sanos y 412 personas sedentarias durante más de doce años. La idea del trabajo era comprobar la relación existente entre la práctica de un ejercicio intenso, fuerte, y la mortalidad, una combinación que siempre ha generado controversia. Los investigadores comprobaron que los deportistas que corrieron con mayor intensidad, más de tres veces a la semana a un ritmo superior a 11 kilómetros por hora, tenían una mortalidad comprable a los del grupo de los sedentarios.
Los mejores resultados de salud los obtuvieron el grupo de personas que practicó ejercicio moderado. Corrieron a un ritmo constante uans dos horas y media a la semana y fueron los que menos riesgo de muerte tuvieron. El análisis de los datos obtenidos lleva a los autores del trabajo a concluir que la mejor fórmula para mantenerse en forma es moverse a una velocidad máxima de ocho kilómetros por hora, unas tres veces por la semana y, en total, como mucho, unas dos horas y media. En conclusión, «no se tiene que hacer mucho para conseguir un buen impacto sobre la salud», resume el invesiagdor Louis Marott, director del trabajo y cardiólogo del hospital Frederiksberg de Copenhague.
Bienestar físico y mental
El estudio demuestra que no hace falta correr maratones, ni matarse a hacer deporte para mantener la maquinaria humana en su punto. Tiene un sesgo y sus autores lo reconocen. El equipo de atletas que corría al trote estaba formado sólo por 40 personas, de las que fallecieron dos. El porcentaje es muy alto, pero el grupo de referencia muy pequeño, por lo que a nada que se produjera alguna muerte el impacto sobre los resultados finales resulta muy elevado.
Sin embargo, y esto es lo importante según los especialistas consultados por este periódico, al analizar los resultados debe tenerse en cuenta que se trata de personas seguidas durante un largo periodo de tiempo y que las conclusiones coinciden con las de otras grandes investigaciones que han intentado recorrer el mismo camino. El experto de la clínica universitaria José Calabuig, cardiólogo en su día del enorme ciclista que fue Miguel Indurain, asegura que el ejercicio más beneficioso es el que consigue que se disfrute con su práctica. «No que te guste, sino que se disfrute. Te mantiene en forma, te hace sentir psicologicamente mejor y quemas calorías. Al encontrarte tan bien -continúa su razonamiento- sin querer rechazas la comida más calórica y abusas menos del alcohol. Está demostrado que se funciona así».
De 'machacarse' al cáncer
A partir de los 35 años, el experto recomienda practicar ejercicio de fuerza que permita fortalecer los músculos y «arropar» las articulaciones. «No se trata de hacer pesas en el gimnasio, sino de estar un rato ejercitándose con bolsas de dos kilos en arroz en casa». También es recomendable reforzar esta gimnasia con actividades como caminar, un 'footing' «ligero», bicicleta o montaña. «Sin grandes esfuerzos».
¿Por qué? 'Machacarse' con el deporte debilita el sistema inmune hasta el punto de deprimirlo durante dos horas, que es el tiempo que necesita para recuperarse. En ese rato, uno queda expuesto a todo tipo de infecciones, que de contraerlas, se agravarán aun más al día siguiente, cuando uno vuelva al gimnasio. El corazón se debilita, volviendose más propenso a arritmias, infartos y y paros cardiacos por sobrecarga. La suma de depresión física y mental favorece incluso la aparición de cánceres. «Se mire como se mire, es una auténtica burrada», resume.
Tres horas a la semana de Salvame son mucho peor...
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